Y que bueno volar

Porque aprender inglés como toca, va de eso. Conocer otras culturas, adaptarse a lo nuevo, abrirse al cambio.

Un vuelo importante el de hoy. Tanto para los veteranos como para los que se estrenaban en ésta, su primera inmersión en el extranjero. Todos volamos para aprender.

La jornada transcurrió con emociones encontradas. Ganas de emprender, algo de susto por descubrir. Pero todos a la una. Un día rodado en tiempo y forma. Fluyendo. Con alegría y esa actitud que hace superar cualquier adversidad.

Tras un vuelo entre cabezadas y mordidas a los bocadillos como sino hubiera un mañana, nos enrutamos sin incidencias hacia Earlscliffe. Desde que pusimos un pie, no hemos parado. Cada polluelo desempaquetó maletas, se presentó a sus compis de habitación y juntos acudieron a la cena. Platos cargados de lasaña, sin verduras a la vista y esquivando frutas como si solo de verlas nos fueran a convertir en frugívoros.

Y mientras tanto, iban llegando nuevos internacionales. Un «arrivals day» coronado por actividades y juegos de Teambuilding para arrancar con el cuchipandeo que se reforzará mañana en nuestra excursión a Canterbury. El lunes ya, como si nos conociéramos de tota la vida.

Esto no ha hecho más que empezar, queridos padres. En nuestro nuevo hogar, van a pasar cosas muy lindas estas dos semanas.

Y que bueno volar, y que bueno vivir.

Felices sueños desde un Folkestone del todo primaveral.