Cambiando nuestro mundo a golpe de tambor

A ritmo del CHÁ CHÁ CHÁ comenzamos hoy nuestra primera jornada.

Llegó el día del estreno. Nervios, incentidumbre, ganas de ir controlando nuestro entorno. Las caras iban ilusionadas igual que los ánimos. En torno a un copioso desayuno, nos vimos al completo. A dos carillos arrancando la mañana. DI QUE SÍ.

Mientras los últimos bocados viajaban por nuestro esófago (que se lo digan a Nico), nos encontramos todos en el School House para acudir a nuestras respectivas clases por niveles: Carla con Martin, Eric con Oli y Sara, Nico, Cinta y Luna, rollo república independiente.

8 españoles y 1 mexicano en todo el colegio. Entre 91 almas inquietas, ya podemos aprender inglés, ya.

La inmersión no nos está dejando indiferentes. Y el día ha transcurrido como una noria de emociones. Nos encontramos en proceso de adaptación y aceptación. Sin exigencias ni comparaciones. Porque cada uno necesitamos nuestro ritmo, aunque compartamos esa brújula  que nos acercará en objetivos. Y con éste panorama, van surgiendo a lo largo del día,  anécdotas culturales, caretos de sorpresa, el uso de un inglés de urgencia y espontáneo, que nos ayude a salir del paso.

Las clases, combinadas con deportes varios y un cierre de «Minute to win» como broche de oro, llenaron nuestro día de aprendizaje.

Cerramos la jornada con una incursión a la casa de nuestra Peladilla rubia, Martín tin tin, y el Gran Newman. Tres Tesoros irresistibles que regalaron a servidora unas cuantas risas compartidas como final del día.

Gran esfuerzo el de hoy. Continuemos en esa línea.

Luces apagadas. Los Tesoros duermen. A pierna suelta y con sabor a superación.

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