Con cada amanecer, nuevas oportunidades
Sin ser nuestro mediterráneo…pero qué bonito es. Así es nuestra playa de Folkestone. Aprendemos a ver la belleza de lo diferente cuando nos alejamos de lo que conocemos y nos abrimos al mundo.
Mientras nuestros Tesoros estaban hincando los codos en el colegio, servidora se regaló un paseo por la costa con parada gastronómica en el barrio artístico de Folkestone. Recargadas las baterías, llegamos a tiempo de compartir con ellos su tiempo de comida y conversación. Qué iluminados estaban.
Disfrutamos de ese compartir y continuamos la marcha académica para finalizar la tarde con juegos en el parque. Cómo no, el fútbol atrajo a su mayoría.
La rutina la tenemos interiorizada. Estamos familiarizados con el entorno, con los compis internacionales, el staff, la comida, los horarios. Todo fluye en ese avanzar de aprendizaje.
Coronamos el día con un Rock and Roll Bingo en la nueva residencia del cole donde se aloja Miguel. Una maravilla, por cierto. Y en un plis plas, jornada finiquitada. ¿Tenemos aquí las mismas horas que vosotros allá? El tiempo vuela tan rápido como la luz. Sino, que se lo digan a nuestros polluelos.
Mañana nos espera una escapada a Canterbury. No sin antes disfrutar de un «late morning» con brunch, que nos permitirá estirar la pierna un poquito más.
Menuda agenda llevamos.
Felices sueños queridos padres. Luces apagadas. Los Tesoros duermen.
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