Aprovechando la inercia de nuestra fuerza
Así los hallé esta tarde cuando llegaba de mi visita de Earlscliffe. Con esa energía imparable.
Un encuentro en el comedor y después en la reunión previa a la actividad de la noche. La información, preguntas y dimes y diretes, rulaban en todas direcciones.
Unos, hartos de ver castillos mientras otros se apasionaban con la historia de tales fortalezas, otros encantados con sus clases, desaprobación por unanimidad de la comida del colegio comparada con nuestra gastronomía, tarde de bádminton pasando por alto el criquet o los talleres de cocina. Cada uno eligiendo, y todos aplicados en nuestra inmersión internacional concediendo distinción al Tesoro Nacho, a quien me cuesta encontrarle de lo camuflado que está en éste nuevo entorno internacional. Sus rizos de oro son la clave para no llevarme a otro niño.
Ausente tan solo día y medio del campus, parecía una eternidad desde que los dejé. Porque su rutina, es también la mía.
Estamos acoplados, contentos, aprendiendo. Asimilando unos la marcha del domingo y cogiendo carrerilla los Tesoros cuya meta de aprendizaje cruzarán el próximo 12 de agosto. El corazón dividido. Pero todos conmigo.
Tras una jornada agotadora de trenes y taxis, llegaba servidora a la residencia dispuesta a bloguearles cuando me anuncian y percibo que no hay wifi. Tres mechones verdes me salieron como recién llegada de la peluquería. A por el plan B, la sala de profesores. El C, sería el Pub de la esquina.
Nos quedamos con el plan B y desde aquí les escribo, queridos padres. Mucho más prudente que con cerveza en mano. Pero asegurándome que mis palabras de alegría y agradecimiento les llegaban.
Cómo se van transformando éstos Tesoros.
Felices sueños desde territorio británico. Sobre todo felices.
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