Con unos Tesoros de 10
Ayer fue un día especial. Tan solo unas circunstancias excepcionales, nos iban a separar.
La dureza del momento estuvo siempre arropada por el apoyo incondicional de Earlscliffe y la figura de Thomas Fish, una logística impecable de nuestros dos pilares, Begoña y Denzle, y unos padres «bilingües» adaptados a la flexibilidad que la coyuntura exigía.
El momento más temido para servidora durante estos 13 años de travesía internacional, había llegado. Y llegó rodeado de amor.
Nuestros preciosos Tesoros, cuya alegría abrigó especialmente a servidora en ésta última y dificil semana, regresaban a casa tras dos semanas maravillosas de inmersión en nuestro Campamento de Pascuas. Un ramillete de locos bajitos llenos de vitalidad, almas inquietas comprometidas con la experiencia que nos da vivir en el extranjero más allá del puro aprendizaje del inglés. Orgullosa de ellos, es poco.
Esto, mi querida madre lo sabía. Se lo contaba en cada una de las video conferencias que servidora le hacía a diario desde Folkestone. Nuestra última conversación versó sobre mi llegada el sábado con los Tesoros, lo maravillosos que habían sido, cómo de afortunada me sentía con mis familias, el equipo humano del colegio, la pasión y compromiso que sentía por la educación. Vivió y vió crecer mi proyecto profesional como propio. Se sentía orgullosa de cómo había trasladado los valores recibidos, a mi esfera profesional. Y siempre me lo decía. Porque no quedaron nunca conversaciones pendientes entre nosotras.
Y es que, servidora tuvo siempre claro en qué dirección apuntar, con quien elegir rodearse y cómo trasladar los valores aprendidos en casa a la esfera profesional. Esa brújula interior vital.
Ayer recogí los frutos de todo eso. En el viaje más dificil de mi vida, me sentí rodeada y querida por los mejores. Y el dolor así, queridos padres, sabe diferente.
Mi madre sabía en qué manos me dejaba. Gracias queridos padres y Tesoros por las muestras de cariño. Gracias Denzle y Begoña, por ser incondicionales, gracias Earlscliffe por actuar como lo haría una familia.
Mi agradecimiento más sentido y profundo. Hoy y siempre
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