Tenemos la tendencia general a vincular las despedidas con tristeza y nostalgia. Sobre todo, cuando se ha vivido una experiencia positiva y feliz. Sin embargo, tanto los tesoros como servidora, vemos el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, y la despedida de hoy ha sido desde la alegría por los momentos vividos y compartidos.

Nuestros Tesorines Mª Amparo y Martis marchaban hoy. Tras ellas, su huella quedaba con nosotros. Tuvimos nuestro último desayuno juntos secundado por la «foto de familia» y un ir y venir de abrazos.

Son un GRAN EQUIPO. A todos los niveles y en todos los sentidos. Mientras nosotras nos íbamos a Gatwick, el resto de Tesoros marchaba a Londres. Les esperaba un minicrucero por el Támesis y Covent Garden. Los tengo bien aleccionados, y ellos mismos me aportaron el material fotográfico. 🙂

Por otra parte, nuestro check in así como los tiempos de vuelo, fueron según lo planificado. Sin incidencias. Nos vimos con dos de los Tesoros de Earlscliffe, y así, dos maravillosas Martitas y dos maravillosas Amparos, hicieron juntas el viaje de regreso a Valencia.

Aproveché para dar la bienvenida a 6 tesorines que aterrizaban en el mismo aeropuerto e iban a Earlscliffe, achucharlos y de ahí, pitando al campus de BEDES. Quería llegar a tiempo para la cena con mis mosqueteros y super Laura. Esos momentos son únicos. Me faltaron Álvaro, Carlos y Nachete, que regresaban en otro autobús y para cuando llegaron, habíamos terminado.

 Las puestas en común con ellos son únicas. No puedo parar de reírme con sus gestos ante la falta de vocabulario en inglés (conmigo saben que el «English is mandatory»), su espontaneidad y la sinceridad para contar lo que les gusta como lo que no…. me chiflan, me chiflan y me chiflan. 

Mientras Laura se quejaba de las altas temperaturas que tuvimos hoy («It was hot hot hot» me decía con su irresistible acento de Jaén), Little Grima despotricaba de lo mucho que habían andado («half an hour walking and walking»), y Albertito, Jorge y Edu se iban sumando al convoy soltando gracias. Todo ello, acompañado de una expresión corporal que ni los de 5 curso de Arte Dramático sabrían hacerlo igual de bien. Finalizó la puesta en común con Laura, convocando un «Jamón party» tras la cena. 

Y eso fué lo que ocurrió.

La convocatoria tuvo tanto éxito que a la hora de la «Registration» había casi más niños fuera de la casa que dentro. Así que salieron fuera a pasarnos lista…asumí la responsabilidad. El tiempo se paró para nosotros entre las lonchas de jamón y el jolgorio.

Albertito estaba rebosante de alegría y así lo mostró a Laurita con un gran abrazo. Little Grima iba a dos carrillos y el jamón se le hizo bolón (mirad la foto y los mofletes) y Laurita estaba feliz de compartir con todos un delicatessen de nuestra tierra.

La cosa es que permanecimos en petit comité, y la creatividad se nos disparó. Empezamos a contagiarnos e hicimos un anuncio en inglés de Jamón el Pozo. Anuncio que os pasaremos por privado, queridos padres, para que saboreéis desde la distancia no sólo la pieza que nos comimos sino cómo nos lo pasamos.

¿Qué voy a hacer sin los tesoros cuando acabe el campamento? Pasan los días, las semanas…y cada vez estoy más feliz de tenerlos conmigo. Igual que yo, el campus entero. Los adoran. 🙂

Hoy han cerrado el día con una peli en cada una de sus casas. Noche relajada tras un día «Non Stop» y con jamón saliéndonos por las orejas.

Nos queda tan solo una semana en territorio británico. Vivamos pues el día a día visualizando el vaso medio lleno.

Satisfacción es lo que siente servidora cuando está rodeada de sus tesoros. Sin límites. Dulces sueños queridos padres. Desde una Inglaterra soleada y calurosa.