Londres es nuestro

Tras una semana de rompe y rasga, tocaba una excursión a la capital británica como regalazo de esa inmersión consciente que llevamos desde el domingo que aterrizamos.

Toque de corneta a las 7.30 am para los excursionistas. Para nuestro Caco, una hora antes en pie pues su rumbo iba dirección España. Para servidora, desde las 3.00am cara a la pantalla con salidas de vuelos de otros alumnos por el mundo.

Todos, por un motivo u otro, con el ojo pegado. Pero para todos también, un buen día.

Los Tesoros le dieron pero que bien al tacón. Tras finalizar el crucero por el Támesis, tuvieron su rato de compras. Y así llegaron a campus, con sus primeras adquisiciones y la ilusión de esa independencia que genera decidir por cuenta propia qué llevarse de recuerdo.

Servidora les esperó con los brazos abiertos en el mismo punto donde nos despedimos por la mañana. Directos del bus a una cena en cuyas bandejas solo asomaba pasta a la boloñesa pasando por alto las ensaladas, las verduras y las frutas. Ahí tenemos mucho que mejorar. Igual que lo deseable sería también mezclarse con los internacionales en los tiempos de comidas.

Ahí dejo la reflexión. Para que desde la responsabilidad, vayan tomando sus propias decisiones.

Cerramos la jornada con tiempo libre de relax y con la mirada puesta en el Castillo de Leeds. Mañana toca cultura. Tan necesaria.

Alegría generalizada. Disfrutando del campamento.

Felices sueños desde una campiña calurosa y soleada aunque sin chicharras.

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