Una experiencia vital para siempre
Y llegó el momento de leer el último capítulo de nuestro libro.
En estos momentos, una recuerda nuestro primer contacto y con todo el trabajo previo de preparativos, las ilusiones puestas desde hace meses en esta escapada. Padres, Tesoros y Servidora. Todos compartiendo un proyecto común.
Juntos, hemos construido un eslabón educativo vital en las trayectorias de nuestros «locos bajitos«.
Sin todavía la objetividad que da la perspectiva, podemos anunciar esa transformación que nos regala cambiar de país, de contexto cultural, de idioma. Volvemos con mejor nivel de inglés, más seguridad y confianza en su comunicación, con la experiencia práctica de los beneficios y oportunidades asociadas al uso de la lengua anglosajona en las relaciones internacionales.
Hoy tuvimos un día de presentación de proyectos, entrega de certificados y despedidas. Pero sobre todo, de recoger todo lo sembrado.
Sabor a logro, aprendizaje, disfrute y algo de nostalgia. Sentido de pertenencia a un mundo ahora más amplio, donde nuestras posibilidades de crecimiento ya sabemos que son ilimitadas.
Una fortuna poder ser observadora participante de todo esto. De verlos crecer y desearles con todas las fuerzas que su hoja de ruta en éste mundo globalizado tenga una mirada bien amplia.
Queridos padres, nuestros Tesoros han puesto ese rayo de sol que no ha podido darnos Inglaterra con su tiempo frío y lluvioso. Bajo esa luz lo han dado todo, han aprendido, rectificado y vuelto a aprender. La rueda de la vida.
Gracias por la confianza depositada. Regresamos felices de haber sabido hacer bien las cosas.
Vayan abriendo los brazos que mañana llegamos.
Felices sueños desde la campiña británica. Nostálgicos pero pletóricos.
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